Durante los días 8, 9 y 10 de mayo de 2018 la Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones llevó a cabo su LXVII Congreso Nacional Ordinario en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Los temas centrales fueron la aprobación de Memoria y Balance -Ejercicio 2017- y la declaración del Estado de Alerta y Movilización a través de un Documento Público que sentó la posición de la Organización en un contexto de crisis económica, política y laboral.

Con la presencia de un centenar de Delegados Congresales y compañeros de los Sindicatos Federados, la máxima representación sindical de los trabajadores telepostales nucleados en FOECYT  aprobó  Memoria y Balance del ejercicio 2017. De igual forma se debatió la actualidad del mercado postal, en particular, y laboral en general.

Alberto Cejas,  secretario general de FOECYT, acompañado por sus pares del Secretariado Nacional dio inicio al Congreso con un repaso pormenorizado de la situación actual del Correo Argentino. Una vez más demostró con datos que lo postal no está muerto y que más que nunca hay que luchar para el sostenimiento del Correo como fuente laboral y como patrimonio de todos los argentinos.

Este Congreso no ignoró la difícil situación que atraviesa hoy la clase trabajadora merced a la misma ortodoxia neoliberal que rigió los destinos de la Argentina en los noventa: avasallamiento de derechos, inestabilidad laboral, pérdida de poder adquisitivo y fuente de trabajo=variable de ajuste.

En este sentido y como nadie puede olvidar que la concesión le costó al querido Correo Argentino la pérdida de miles de puestos de trabajo y un déficit y vaciamiento edilicio sin precedentes del Congreso emanó un Documento Público -transcripción al final de la presente- que fue aprobado por unanimidad y en medio de una potente aclamación de los presentes.

Para finalizar las jornadas de intensos debates, tanto el sindicato anfitrión FOECYT Tucumán conducido por Daniel Díaz, como la propia Federación, brindaron a los presentes sendas reuniones de camaradería donde pudieron disfrutar de shows típicos folklóricos y realizar reconocimientos a los compañeros que estaban cumpliendo diez años como Congresales.


Documento Público. Estado de Alerta y movilización

En defensa del Correo de todos, nuestra fuente laboral

Dentro de un contexto poco alentador el conjunto de los trabajadores argentinos, y en particular los telepostales, seguimos siendo principales protagonistas del quehacer diario, no así reconocidos como tales y, por ende, postergados como históricamente ha sucedido durante los gobiernos cuya filosofía económica radica en el ajuste y en la precarización.

La tan anhelada Justicia Social queda embargada entonces en una oscura incertidumbre de cara al porvenir, siendo soslayado el esfuerzo y compromiso de quienes prestan su fuerza laboral por las clases dominantes que, por el contrario, aumentan desconsideradamente la brecha de las diferencias.

La promoción del trabajo sigue y seguirá constituyéndose en la herramienta fundamental para que hombres y mujeres puedan desarrollarse en condiciones de dignidad, más allá de los dificultosos momentos políticos, sociales y económicos que atraviesa nuestro país, producto de criterios erróneos aplicados en las últimas décadas y acentuados por la actual gestión de gobierno.

En ese marco referencial y ya remitiéndonos específicamente a nuestro sector, recientemente hemos tomado conocimiento de las políticas fijadas por el directorio de la empresa con el objeto de implementar un plan de transformación, el cual tendrá un singular impacto sobre el futuro de la actividad postal y, en consecuencia, también para la fuente de trabajo de miles de compañeros de todo el país.

La empresa intenta hacer hincapié en un supuesto cambio cultural que está operando desde su mismo seno, aduciendo austeridad en sus primeras líneas -a modo de ejemplo a seguir por sus subordinados- lo que es poco creíble, en cuanto a que distintos hechos cotidianos arrojan la luz que nos permite visualizar, lamentablemente, otra realidad muy disímil a la relatada.

En lo que podría enmarcarse como una propuesta alentadora desde el punto de vista de que los recortes de presupuestos estén dados, precisamente donde desde hace muchos años deberían enfocarse con la finalidad de frenar el despilfarro y evitar acciones abusivas, toda planificación presentada cae en la zozobra de no sostener sus propios enunciados, ya que han transcurrido más de dos años del cambio de autoridades en el Correo Oficial y, en ese lapso, se comenzó con una idea motriz perfeccionable pero con cierto sustento, la que a posteriori se dejó sin efecto y ahora se pretende rescatar de los manuales del neoliberalismo la vieja fórmula penosamente conocida por los telepostales -que en la década de los noventa padecimos-, como el abandono edilicio, el desguace patrimonial, el achicamiento de los servicios, la entrega de clientes a otras prestadoras y la consiguiente reducción de personal.

Hemos depositado nuestra confianza y nuestro reconocido compromiso de colaborar, desde la misión gremial, en pos del resurgimiento del Correo en todo el sentido de la palabra: creciendo, expandiéndonos, compitiendo sin temores con los operadores privados, posicionándonos en el liderazgo que nos corresponde del segmento postal, pero sin ajustes, sino privilegiando la construcción sobre la destrucción en materia empresarial.

Desmenuzando la situación, somos conocedores que la logística es el futuro de nuestro Correo y en torno a ella colaboramos y colaboraremos para desarrollarla apropiadamente. Sin embargo, también sabemos que ningún esfuerzo del sector obrero alcanzará para contrarrestar desaciertos de la conducción. Caso concreto: el ejemplo de Mercado Libre donde fuera de toda razonabilidad se percibe por unidad y no por el peso de cada paquete, como debería ser.

Se habla de inversiones acordes para dimensionar la infraestructura de nuevas plantas de logística, en consonancia con lo que el mercado actual demanda, lo cual resulta al menos inverosímil al ser testigos diarios de la falta de insumos básicos como formularios, bolígrafos, precintos, bolsines y escáneres, herramientas esenciales para nuestras tareas.

El agravante está dado en que las pocas inversiones realizadas fueron en terrenos que no son propios, por lo que no se suma patrimonio real a la empresa sino, por el contrario, se termina beneficiando a terceros que nada tienen que ver con el Correo.

Si en verdad se pretende mejorar no se comprende por qué no reformulan la última milla, que es indispensable que la haga la propia empresa. No se comprende tampoco por qué la realiza ERSA y el Sindicato de fleteros, persistiendo la modalidad de tercerización que, aparte de costoso, no guarda lógica alguna con la ecuación: se utilizan muchas camionetas para una escasa carga, constituyendo un jugoso negocio nuevamente para los fleteros y tal vez para algunos más. No nos queda otra opción que pensar.

Y así es como expresamos que la ecuación no posee lógica. ¿Cómo puede ser posible que a la paquetería la entreguen otros, pero la responsabilidad recaiga sobre nosotros? Nosotros que debemos garantizar la integridad de las piezas y sumarle calidad al servicio mejorando estándares nos convertimos en meros custodios de lo que no manejamos.

Las repuestas repetidas y facilistas a nuestros requerimientos vigentes es siempre la misma: no existen los recursos necesarios para implementar una flota de transporte propia y, en el caso de tenerla, se haría muy costoso su control tanto como su mantenimiento.

Tal razonamiento se contradice notoriamente con sólo corroborar el descontrol que significa ese servicio tercerizado, que se presta a abusos y lo torna perjudicial para nuestros propios intereses como Correo Oficial.

Estamos convencidos que la solución es sencilla: desarticular lo que atenta contra la economía de la empresa y volcar esos recursos en fortalecer lo que nos es propio con el trabajo genuino de los empleados de planta, sin tercerizaciones ineficientes y onerosas. Entonces no resulta difícil de entender el motivo por el que al déficit siempre lo pagamos los mismos, no adecuándose nuestro salario al verdadero costo de vida y, lo que es aún peor, afectando drásticamente la estabilidad laboral.

En este sentido, es válido admitir que los retiros voluntarios que la empresa está ofreciendo en forma permanente difieren de los hechos entre fines de los 90 y el 2001. En aquel tiempo se trataba -lisa y llanamente- de despidos encubiertos bajo aquella engañosa figura de desvinculación. Pero no es menos cierto que en la actualidad esta operatoria deja puestos de trabajo sin cubrir y, con ello, sectores y repartos sin atención, lo que deteriora la calidad de servicio pregonada y exigida.

Del mismo modo se incurre en una falacia al argumentar que el servicio postal está en vía de extinción, lo que les da el fundamento que necesitan para dejar de competir por ello. Las estadísticas son claras al indicar que la actividad postal registra un sostenido incremento.

¿Cómo es entonces que los privados muevan prácticamente el doble de producción que el Correo Oficial? Esa es otra contundente e irrefutable prueba de que los clientes existen e imponen, claro está, en la competencia.

Si a este panorama desfavorable le agregamos el fenómeno de la autodistribución – que efectúan mayormente organismos públicos- distinguimos otro foco a atacar, lo cual entendemos que resultará otro obstáculo cuasi insalvable si no se legisla la tan largamente reclamada regulación del servicio, a través de un marco postal serio, maduro y equitativo.

Son muchas aristas las que debemos enfrentar como trabajadores organizados, ese es el compromiso ineludible que en esta hora tenemos como Organización gremial. Ese desafío de nuestra parte será irrenunciable, manteniendo la vigencia del propósito único de que se reduzca el tan recurrente déficit y, de esta forma, salvaguardar prioritariamente la fuente laboral.

A lo reseñado se le suma la pretensión irresponsable de parte de los que conducen la empresa de realizar una paritaria con 0% de aumento basada en argumentos falaces y presiones que no contribuyen a formar una relación obrero patronal sana e inteligente, mucho menos en el difícil momento que atraviesa nuestra Nación.

Es por lo expuesto que este LXVIII Congreso Nacional Ordinario de FOECYT declara el estado de alerta y movilización, facultando al Secretariado Nacional a suscribir idéntica medida junto a las organizaciones que conforman la Intersindical del Correo Argentino – AATRAC, FEJEPROC y FOECOP.  Porque esta lucha por la defensa de los derechos de nuestros representados, por su estabilidad laboral y por un correo fuerte, moderno competitivo y estatal, nos encontrará juntos y de pie, compañeros.

Unidos en Acción.